Jimena de la Frontera

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miércoles, 21 de julio de 2010

LAS CEREZAS, FRUTAS ANTIOXIDANTES DE TEMPORADA


EL VALLE DEL JERTE ES UN LUGAR IDEAL PARA HACER UNA ESCAPADA DE FIN DE SEMANA EN PRIMAVERA PARA CONTEMPLAR LOS CEREZOS EN FLOR Y ADEMÁS HACER UNA DE LAS TANTAS RUTAS MARCADAS EN LOS ITINERARIOS EXTREMEÑOS. PARA VER RUTAS PINCHAR EN: http://www.elvalledeljerte.com/s-8-1-0-p____Rutas_por_el_valle_del_jerte.html
El verano es la mejor época para servirse del sabor dulce y la mayor concentración de antioxidantes de estas frutas
las cerezas son frutas delicadas, con una vida útil limitada que necesitan la incidencia constante y la intensidad de los rayos de sol para alcanzar su grado óptimo de maduración. Esto sucede durante los meses de verano, la temporada natural para comer cerezas. En dicho periodo, estas frutas consiguen sus propiedades organolépticas máximas que se reflejan en una textura tersa y firme, además de su mayor concentración de nutrientes, entre ellos variedad de compuestos antioxidantes. De ahí el consejo de aprovechar el periodo estival para consumirlas en su mejor momento, de una en una o como ingredientes de multitud de recetas, dulces y saladas.
Autor: Por MAITE ZUDAIRE
Los meses de verano son el periodo natural de las cerezas. En este momento reflejan su mayor aporte nutricional al comprobarse una concentración superior de nutrientes como el ácido fólico, la fibra, el potasio y numerosos antioxidantes naturales, junto a un escaso valor energético, apenas 50 Kilocalorías por 100 gramos.
Estas frutas deben su color rojo intenso a las antocianinas, entre otros reconocidos pigmentos con capacidad antioxidante. La identificación, cuantificación y conocimiento a fondo de los distintos tipos de antioxidantes que concentran las cerezas y las guindas, así como la determinación de su biodisponibilidad, son objeto de estudio en recientes publicaciones. Estos compuestos -antocianinas, flavonoides, flavanoles y flavonoles, indoles, indolamina, entre otros- contribuyen al sabor, el color y otras propiedades sensoriales como el amargor (o dulzor) y la astringencia de la fruta, y tienen un valor añadido como agentes antioxidantes y protectores de la salud humana. En las últimas décadas son cuantiosas las investigaciones que evalúan el rol de los distintos antioxidantes y los alimentos que los contienen en patologías degenerativas como las cardiovasculares y el cáncer, así como en el deterioro fisiológico asociado al proceso natural de envejecimiento. Es el caso de las cataratas o las alteraciones del sistema nervioso.

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