Ruta hacia Laguna Escondida

Como colofón a unas jornadas dedicadas al GPS, realizamos una interesante ruta. El objetivo era llegar hasta una escondida laguna ( así podríamos llamarla: Laguna Escondida).

Amaneciendo en Jimena de la Frontera, Cádiz

La jornada se inició con unos churritos en "La Parada". Había que tomar energía para la caminata.

Poniendo a punto los GPSs

No sé dónde estaría ( no chistó)

 

Camino de la Pasada de Alcalá

Segundo peligro ( menos mal que estaba todavía adormecido).

Su imagen no la perderíamos en casi todo el recorrido.

Psilotun nudum 

 Las poblaciones de este extraño helecho que se encuentran en Los Alcornocales, son las únicas existentes en España y Europa.

Río Hozgarganta

Fuente de Regüé

                                                 Encuentro familiar: Contreras y su primo Agustín.

Llaman la atención estas oquedades en una enorme roca

Nos desviamos por el Arroyo Cañuelo, en dirección al molino San Francisco.

Una paradita en un antiguo lagar

Bajo esos enormes eucaliptos quedan los restos del molino de Rubio. Buenos baños me di en esa enorme charca casi tapada por la vegetación.

Vuelta al camino en busca del arroyo.

Una calera: Vestigio del siglo pasado

 Restos del molino S.Francisco

Buenas hornadas de pan harían aquí.

Impresionante el lugar donde está enclavado el molino

El castillo aparece y desaparece en todo el recorrido.

El molino se abastecía de agua mediante un canal o cao.

Otra calera casi tapada por la vegetación.

Otro lagar excavado en la roca

Una paradita para reponer fuerzas.

 Y empezamos a subir

La torreta de Telefónica

Llegamos a la Fuente de la Laguna

Después de un rato buscando la verea adecuada...

Por fin, llegamos a la escondida laguna. Las últimas lluvias le han aportado algo de caudal

El lugar está lleno de encanto.

                            El amigo Currini

           

Otro horno

El techo de la casa en ruinas ha sido conquistado por los helechos

Repleta de agua debe ser espectacular

La vuelta la realizamos por El Torero

En una zona boscosa y de abundante hojarasca por la que caminábamos,  sin atisbo de camino, sufrí el ataque inmisericorde de un enorme avispón  que se cebó con mi calva y una mano. En fin, gajes del oficio de caminante.

Entre el dolor y que ya estábamos en las cercanías de Esquivel, enfundé la cámara a mi pesar. El único consuelo eran las bonitas vistas del cauce del Hozgarganta desde las alturas que caminábamos.

Casas de Jimena, asomadas al Puerto Morán

Desde aquí mi agradecimiento a los miembros del grupo que hicieron todo lo posible por mitigar mis molestias.

Otro día haré este tramo final del camino con la cámara en ristre y, por supuesto enfundada mi cabeza con una gruesa gorra que evite convertir mi calva en blanco de los aguerridos avispones.

La pasada de Esquivel. Ya sólo queda un tramo por una vieja calzada hasta llegar a la Cruz Blanca.

P.D.: Manuel Aragón, qué esperas para venir a Jimena ?