Un estudio de la Diputación estima en 2,3 millones de toneladas al año las posibilidades de generación de esta fuente de energía Los alcornoques, principal fuente de este recurso
A. R. ALGECIRAS | ACTUALIZADO 26.08.2013 - 01:00
Los restos de poda y troncos muertos, hasta hace pocos años sólo considerados como un mero residuo forestal, encierran un alto potencial para generar energía sostenible. El Campo de Gibraltar, de hecho, es capaz de producir al año el 40% de la materia forestal de toda la provincia susceptible de ser transformada en fuentes de biomasa mediante presentaciones comerciales como los pellets, pequeñas piezas de madera compactada (aparentemente, recuerdan a la madera de aglomerado) con un alto poder calorífico capaces de alimentar calderas para viviendas u hornos.
Así consta en un estudio sobre el potencial de la provincia para generar fuentes de biomasa con fines energéticos elaborado por la Agencia Provincial de la Energía de la Diputación Provincial de Cádiz, entidad que conmina a los municipios a aprovechar estos recursos como alternativa a los combustibles de origen fósil.
La biomasa forestal, definida en cierto modo como la fracción biodegradable de productos y residuos generados en los montes, puede ser aprovechada con sólo recopilar los materiales vegetales de operaciones selvícolas como podas, selección de brotes, clareos, cortas fitosanitarias y desbroces. Todo un arsenal que cobra especial relevancia cuando dejar de ser tratado como un residuo para pasar a ser visto como materia prima de productos energéticos. También es posible recuperar los gases generados por la descomposición de materia orgánica, de las plantas depuradoras de agua o incluso los huesos de aceitunas (algo que cobra especial relevancia en provincias como Jaén).
Con el fin de que los propietarios de montes, tanto públicos como privados, sean conscientes de la utilidad de los restos que a día de hoy aún acaban quemados como rastrojos, la entidad provincial ha elaborado un informe donde recoge el potencial de los bosques. Sus datos son concluyentes: los montes de toda la provincia son capaces de generar al año 5.810.844,21 toneladas de biomasa forestal residual, de los que un 40%, 2.316.816,58 toneladas, radica en los montes de las siete poblaciones del Campo de Gibraltar.
A esta ingente cantidad habría que añadir otras 200.000 toneladas de las explotaciones agrícolas, datos que no constan desglosados por municipios, pero que elevan el total provincial a los 6 millones de toneladas al año.
Según el estudio provincial, la mayor parte de estos 2,3 millones de toneladas procederían del aprovechamiento de la materia orgánica de los alcornoques (quercus suber), que supone el 94,4% del total. El estudio también desglosa los datos de especies como el pino piñonero (47.383,6 toneladas al año); o el eucalipto blanco, con 27.642,22 toneladas potenciales de biomasa al año y que, además, está presente en los siete municipios campogibraltareños, junto con el quejigo o la encina.
El estudio computa un total de 54.644,61 hectáreas forestales en el conjunto de la comarca, donde el mayor potencial se concentra en los municipios del ámbito del parque natural de Los Alcornocales (Tarifa, Los Barrios y Castellar).
Además, alrededor de toda esta materia orgánica puede generarse un nuevo circuito de empresas de transformación capaces de generar empleo y de afianzar a la población en núcleos rurales. Castellar de la Frontera, de hecho, propuso a través de su ayuntamiento instalar una planta de transformación en la finca pública estatal La Almoraima, si bien la iniciativa fue rechazada por la dirección de la finca.
Sin llegar a instalar fábricas transformadoras, los ayuntamientos pueden someter a subasta pública para su venta los restos de poda estacional de sus parques y jardines, según una de las propuestas de la Diputación Provincial. Igualmente, los propietarios de fincas privadas tienen esta fuente una vía de generación de ingresos.
Pero, ¿dónde usar estos productos? En la provincia de Cádiz ya hay ejemplos de instalaciones públicas funcionando con biomasa. En Medina Sidonia su piscina usa calderas alimentadas con este recurso para calentar el agua de sus vasos y la red sanitaria, así como para proporcionar la calefacción. El coste, frente a una caldera de gas o gasóleo, es un 30% inferior mientras que su poder energético es similar o, incluso, superior. A fin de cuentas, el petróleo no es más que materia orgánica transformada con el paso del tiempo. Para la materia forestal no hay que esperar, puede usarse desde mañana.
Así consta en un estudio sobre el potencial de la provincia para generar fuentes de biomasa con fines energéticos elaborado por la Agencia Provincial de la Energía de la Diputación Provincial de Cádiz, entidad que conmina a los municipios a aprovechar estos recursos como alternativa a los combustibles de origen fósil.
La biomasa forestal, definida en cierto modo como la fracción biodegradable de productos y residuos generados en los montes, puede ser aprovechada con sólo recopilar los materiales vegetales de operaciones selvícolas como podas, selección de brotes, clareos, cortas fitosanitarias y desbroces. Todo un arsenal que cobra especial relevancia cuando dejar de ser tratado como un residuo para pasar a ser visto como materia prima de productos energéticos. También es posible recuperar los gases generados por la descomposición de materia orgánica, de las plantas depuradoras de agua o incluso los huesos de aceitunas (algo que cobra especial relevancia en provincias como Jaén).
Con el fin de que los propietarios de montes, tanto públicos como privados, sean conscientes de la utilidad de los restos que a día de hoy aún acaban quemados como rastrojos, la entidad provincial ha elaborado un informe donde recoge el potencial de los bosques. Sus datos son concluyentes: los montes de toda la provincia son capaces de generar al año 5.810.844,21 toneladas de biomasa forestal residual, de los que un 40%, 2.316.816,58 toneladas, radica en los montes de las siete poblaciones del Campo de Gibraltar.
A esta ingente cantidad habría que añadir otras 200.000 toneladas de las explotaciones agrícolas, datos que no constan desglosados por municipios, pero que elevan el total provincial a los 6 millones de toneladas al año.
Según el estudio provincial, la mayor parte de estos 2,3 millones de toneladas procederían del aprovechamiento de la materia orgánica de los alcornoques (quercus suber), que supone el 94,4% del total. El estudio también desglosa los datos de especies como el pino piñonero (47.383,6 toneladas al año); o el eucalipto blanco, con 27.642,22 toneladas potenciales de biomasa al año y que, además, está presente en los siete municipios campogibraltareños, junto con el quejigo o la encina.
El estudio computa un total de 54.644,61 hectáreas forestales en el conjunto de la comarca, donde el mayor potencial se concentra en los municipios del ámbito del parque natural de Los Alcornocales (Tarifa, Los Barrios y Castellar).
Además, alrededor de toda esta materia orgánica puede generarse un nuevo circuito de empresas de transformación capaces de generar empleo y de afianzar a la población en núcleos rurales. Castellar de la Frontera, de hecho, propuso a través de su ayuntamiento instalar una planta de transformación en la finca pública estatal La Almoraima, si bien la iniciativa fue rechazada por la dirección de la finca.
Sin llegar a instalar fábricas transformadoras, los ayuntamientos pueden someter a subasta pública para su venta los restos de poda estacional de sus parques y jardines, según una de las propuestas de la Diputación Provincial. Igualmente, los propietarios de fincas privadas tienen esta fuente una vía de generación de ingresos.
Pero, ¿dónde usar estos productos? En la provincia de Cádiz ya hay ejemplos de instalaciones públicas funcionando con biomasa. En Medina Sidonia su piscina usa calderas alimentadas con este recurso para calentar el agua de sus vasos y la red sanitaria, así como para proporcionar la calefacción. El coste, frente a una caldera de gas o gasóleo, es un 30% inferior mientras que su poder energético es similar o, incluso, superior. A fin de cuentas, el petróleo no es más que materia orgánica transformada con el paso del tiempo. Para la materia forestal no hay que esperar, puede usarse desde mañana.
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