Con más de 250 años, había alcanzado los 12 metros de altura. Su copa llegaba a los 10 metros.
Problemas entre distintas administraciones que no se ponían de acuerdo sobre quién tendría que actuar (los políticos son unos ineptos), evitaron poner remedio al estado que presentaba. Y ha ocurrido lo que se temía.
La Junta de Andalucía había incluido al drago dentro del Legado patrimonial de los lugares de las Cortes y de la Constitución de 1.812. Esto suponía una protección BIC.
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