Piedra de silex tallada |
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[] Los inicios de la metalurgia en Carmona. El Calcolítico
El desarrollo de las actividades productivas como estrategia de consecución de recursos que se inicia en el Neolítico, y se generaliza en el período Calcolítico, a principios del tercer milenio aC., permite una intensa colonización de la zona de Los Alcores y la Campiña, paisajes idóneos para la producción agropecuaria.El poblamiento más antiguo en el espacio que actualmente ocupa la ciudad de Carmona, corresponde a la zona de Campo Real. Campo Real es un yacimiento situado sobre la primera elevación de la cornisa de los Alcores al Suroeste del casco histórico de Carmona, separada de ésta por una profunda depresión. Las principales referencias documentales provienen de las excavaciones realizadas por George Bonsor en 1898 en las que descubrió un total de 42 silos excavados en la roca que contenían, en algunos casos, enterramientos. La datación de este yacimiento parece moverse entre el Neolítico final y Calcolítico inicial, aunque perduró durante todo el período Calcolítico, lo que lo convertiría en coetáneo al ubicado en el casco histórico de Carmona.
Intramuros de la actual Carmona, el primer poblamiento surgió durante el Calcolítico Pleno, hace aproximadamente 4500 años. Éste se extendió por toda la meseta, ocupando preferentemente las cotas altas y laderas de las elevaciones que la conforman, adoptando una tendencia periférica. De esta forma, se evidencia la existencia de restos calcolíticos en el Alcázar del rey D. Pedro, Alcázar de la Reina, Barranquillo, Picacho y, mucho más difuso, en el barrio de San Blas.
Hasta la fecha, carecíamos de datos claros que nos aportaran información acerca del poblado, su configuración y usos económicos, dado que los restos documentados eran muy escasos y dispersos. Las excavaciones que actualmente se llevan a cabo en un solar de la calle Dolores Quintanilla están aportando una información muy significativa para el conocimiento de la etapa más antigua de Carmona. El poblado estaba formado por la concentración de cabañas y silos donde almacenar el grano. Las cabañas eran circulares en torno a los 2-2,5 m de diámetro y parcialmente excavadas en la roca con un alzado formado por un pequeño zócalo de piedras y cubierta de ramajes enlucida con barro. Los silos próximos a las cabañas eran circulares, de perfil troncocónico o acampanado, estaban también excavados en la roca y su finalidad era la de almacenar el grano. Posteriormente a su uso, las estructuras subterráneas fueron colmatadas con basuras, entre las que encontramos los utensilios usados por estas comunidades como cerámicas fabricadas a mano, dientes de hoz y cuchillos tallados en piedra, punzones de hueso y restos de escoria de cobre, junto a numerosos huesos de los animales que les servían de alimentación.
Las costumbres funerarias de estas gentes nos son conocidas a través de otros yacimientos próximos. En general, los primeros moradores de Carmona se inhumaban en sepulcros dolménicos colectivos. A principios de este siglo Vega Peláez y G. Bonsor localizaron un dolmen formado por un corredor de 17 m de longitud, cortado por los cimientos del Ayuntamiento, que daba acceso a una cámara circular de 3,70 m de diámetro cubierta con una cúpula realizada por aproximación de hileras culminada con una gran piedra de alcor, en la confluencia de las calles Santa Catalina y Sacramento.
El desarrollo de esta etapa se centró entre los 2500 y 2000 años aC. El final del Calcolítico está marcado por un nuevo fenómeno cultural identificado por la personalidad de un nuevo tipo de cerámica decorada que se denominó Campaniforme por la forma acampanada de uno de sus más prototípicos vasos. Eran formas cerámicas profusamente decoradas con incisiones rellenas de pasta, formando variados motivos. Uno de los primeros hallazgos de este tipo de cerámica se produjo en el cercano yacimiento de El Acebuchal, donde Bonsor exhumó una gran cantidad de vasos muy completos. Lo espectacular del hallazgo, junto a la amplia dispersión que este tipo de cerámica tenía por toda Europa, hizo pensar en un origen carmonense para este fenómeno. Sin embargo, hasta la fecha, nada ha aparecido en la actual ciudad de Carmona que dé pie a seguir manteniendo esta apreciación. Los hallazgos de cerámica campaniforme en la ciudad han sido muy escasos y esporádicos sin que las numerosas excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la ciudad hayan podido arrojar más luz sobre este fenómeno en la ciudad.
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