Ahora resulta muy normal eso de ir “ al chino” a comprar variedades de
artículos de lo más baratito del mundo y que por experiencia propia al final
resulta mucho más caro que si te hubieses comprado lo que fuese en un comercio
de los de toda la vida, porque los ratones del ordenador cojean al momento, los
puertos USB suelen “renquear”, las bombillas duran un cuarto de hora, los
transistores cogen un par de emisoras y mal, las pilas alcalinas cuando llegas a
casa están agotadas, las sillas de playas aguantan un rato y para que continuar
mas con esta “monserga” que conoceis mejor que yo….
También nos suenan esos restaurantes chinos con sus
rollitos de primavera que tantos adeptos tienen, pero son tan listos estos
chinos que ya están montando unas cadenas de restaurantes que sabemos son de
chinos por las caritas que tienen los empleados pero que en realidad sirven
comidas a”nuestro aire” y a unos precios
que están dejando en la ruina a muchos de nuestros restaurantes
tradicionales.
Hoy quiero hablaros de otro chino que recuerdo y que
seguramente a vosotros tambien os ha de
sonar, sobre todo a los que rondan los sesenta años o han pasado esta barrerita
tan simpática ya que era el chino más querido por los niños de la posguerra pues
lo de comerse un flan de huevo era todo
un verdadero lujo.
¿
Como vamos a olvidar aquellas cajitas del Flan Chino El Mandarín…..?. Pienso que
es imposible olvidarlas sencillamente porque cuando todo se tiraba a la calle,
no dabas tres pasos seguidos sin pisar una de estas cajitas o los sobrecitos de
aquel chino mandarin que con su carita
dulce, su pelo en coleta y su birrete negro nos ofrecia el postre mas dulce y
asequible a los bolsillos de los menos pudientes en aquellas
fechas.
Tampoco podemos dejar de recordar aquel anuncio
constante en la radio de nuestra época, evocando con su canción las delicias de
este postre “ Flan Chino El Mandarin” que sin serlo, se nos antojaba como algo
oriental y traido exclusivamente para
nosotros desde el mas lejano Oriente.Este anuncio publicitario unido al de las
pastillas “OKAL” ó al de “Norit El Borreguito” marcaron durante un largo periodo
de tiempo nuestro existir y hasta nuestra forma de pensar junto a las novelas
seriadas de Matilde Vilariño.
No es que el flan se comiese todos los dias pero cuando
llegaba la Semana
Santa eran muchos los hogares que echaban mano de nuestro Chino
Mandarín porque a todos nos gustaban y porque cada cajita traia varios sobres
para hacerlos más grandes de acuerdo con
el número de comensales.
Yo cuando tocaba el postre de flan Chino El Mandarín,
apoyaba mi barbilla sobre el hule de la mesa y me quedaba extasiado viendo como
el flan cubierto de azúcar derretida ( caramelo líquido),temblaba constantemente
que parecía que se iba a partir en dos, cosa que nunca sucedió porque era como
algo innato de aquel postre ya histórico y desaparecido por los avances
naturales del progreso.
A
pesar de haber sido un flan de “polvo”, el Flan Chino El Mandarín, hizo nuestras
delicias porque los flanes de huevos caseros resultaban caros para aquellos
tiempos cuando el dinero era escasillo en casi todas las casas de mi
pueblo.
De algo habia que escribir hoy y como hace tanto frio
aquí en Sevilla, me he acordado de ese Chino El Mandarin que con sus flanes nos
hizo felices en algunos momentos de nuestra vida
pasada.
Currini
¡¡¡¿desaparecido?!!! llevo ya unas semanas buscándolo y nada no lo encuentro, en internet todavía se habla de el en post del 2011...para mi es el mejor sin lugar a dudas ni royal, ni potax ni ninguno le llega a la altura, en fin seguiré buscando haber si me entero que ha pasado aunque ya me lo imagino, las grandes superficies se lo han cepillado
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