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El cambio climático es una de las posibles causas de esta disminución
- Fecha de publicación: 6 de febrero de 2012
El caudal de los ríos de la Península Ibérica ha descendido en los últimos 60 años, en especial algunas cuencas como las del Segura y el Guadiana, que han registrado una disminución superior al 3% anual con respecto al caudal medio medido entre 1945 y 2005. Es una de las conclusiones obtenidas por un estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que ha analizado las tendencias en los caudales de 187 cuencas fluviales de la Península Ibérica entre 1945 y 2005. La investigación, publicada en la revista "Journal of Hydrology", "señala el cambio climático como una de las posibles causas del descenso", informa el CSIC.
El descenso generalizado de los caudales "podría asociarse a la disminución de las lluvias y al aumento térmico observado en las últimas décadas, ya que la tendencia negativa se ha observado tanto en los tramos de ríos regulados como en los no regulados", explicó investigador del CSIC Sergio Vicente, del Instituto Pirenaico de Ecología. Según Vicente, el proceso podría acelerarse durante el siglo XXI de acuerdo a las proyecciones climáticas de los actuales modelos de cambio climático para la Península Ibérica.
Además del cambio climático, existen otras posibles causas para este fenómeno. "Se apunta a que los cambios en los usos y cubiertas del suelo también están jugando un papel importante en la disminución del caudal de las cuencas ibéricas. El abandono generalizado de campos de cultivo y de pastos en las zonas de montaña durante la segunda mitad del siglo XX, así como la colonización de estas áreas por parte de matorrales y bosques, hace que aumente la infiltración, intercepción y evapotranspiración directa por parte de la vegetación, lo que disminuye la generación de escorrentía y las aportaciones a los ríos", añadió Vicente.
La investigación señala también como responsables de la disminución de los cauces a la expansión de las superficies irrigadas, que implican un mayor consumo de agua en zonas donde la evaporación directa y la transpiración de los cultivos son altas, el aumento de la demanda de agua para el abastecimiento de poblaciones, el mayor gasto de agua por habitante y el incremento del consumo hídrico por parte de las actividades industriales y turísticas.
El descenso de caudal no afecta a todos los ríos ibéricos por igual. Según los datos recogidos por la investigación del CSIC, en la cuenca del Segura y en un tramo de la del Guadiana el descenso anual del caudal fue superior al 3% anual respecto a la media de la segunda mitad del siglo XX. Por su parte, en el resto del Guadiana, el Júcar y la primera mirad del Tajo, el descenso anual se ha situado entre el 1% y el 3% anual respecto a la media.
El descenso generalizado de los caudales "podría asociarse a la disminución de las lluvias y al aumento térmico observado en las últimas décadas, ya que la tendencia negativa se ha observado tanto en los tramos de ríos regulados como en los no regulados", explicó investigador del CSIC Sergio Vicente, del Instituto Pirenaico de Ecología. Según Vicente, el proceso podría acelerarse durante el siglo XXI de acuerdo a las proyecciones climáticas de los actuales modelos de cambio climático para la Península Ibérica.
Además del cambio climático, existen otras posibles causas para este fenómeno. "Se apunta a que los cambios en los usos y cubiertas del suelo también están jugando un papel importante en la disminución del caudal de las cuencas ibéricas. El abandono generalizado de campos de cultivo y de pastos en las zonas de montaña durante la segunda mitad del siglo XX, así como la colonización de estas áreas por parte de matorrales y bosques, hace que aumente la infiltración, intercepción y evapotranspiración directa por parte de la vegetación, lo que disminuye la generación de escorrentía y las aportaciones a los ríos", añadió Vicente.
La investigación señala también como responsables de la disminución de los cauces a la expansión de las superficies irrigadas, que implican un mayor consumo de agua en zonas donde la evaporación directa y la transpiración de los cultivos son altas, el aumento de la demanda de agua para el abastecimiento de poblaciones, el mayor gasto de agua por habitante y el incremento del consumo hídrico por parte de las actividades industriales y turísticas.
El descenso de caudal no afecta a todos los ríos ibéricos por igual. Según los datos recogidos por la investigación del CSIC, en la cuenca del Segura y en un tramo de la del Guadiana el descenso anual del caudal fue superior al 3% anual respecto a la media de la segunda mitad del siglo XX. Por su parte, en el resto del Guadiana, el Júcar y la primera mirad del Tajo, el descenso anual se ha situado entre el 1% y el 3% anual respecto a la media.
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