Era pleno verano y hacía mucho calor, y debajo de un árbol descansaba tranquilamente un joven campesino.
Miraba a su alrededor y agradecía cómo la tierra le había premiado pues había recogido todo lo que con su esfuerzo había sembrado.
Veía lindos zapallos esparcidos por el suelo, y fragantes melones y sandías perfumaban el campo.
Y decíase a sí mismo: ¿Por qué será que en vez de producir nueces este árbol que me da sombra no produce zapallos, sandías o melones?
Y cuando en esos pensamientos divagaba le cayó una dura nuez que le pegó justo en la nariz, y entonces el campesino reflexionó: ¡Bien sabia es la madre naturaleza, pues si un enorme zapallo me hubiera caído encima, no estaría ahora yo vivo!
Autor; Féliz Maria de Samaniego
Bien sabia es la Naturaleza que ha sabido poner cada cosa en su lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario