A las 09´30 horas nos encontrábamos en la aldea de las Cañillas. Desde aquí emprendimos nuestra ruta con la vista en el camino y otro oteando el horizonte para observar los nubarrones que nos saludaban a su paso pero que no descargaron afortunadamente . Comenzamos la ascensión de unos cinco kilometros entre bosques de distintas tonalidades de verde y donde se reflejaba la inminente llegada de la primavera.
El viento de levante , un poco fresco nos acariciaba suavemente a nuestro paso por caserios derruidos por el paso del tiempo y donde alguno de los senderistas como Juan Tellez o Jose Antonio Mota nos explicaban quienes habían sido sus moradores. Al final de la ascensión en un cruce de caminos nos encontramos con los muros de la casa que habitó el señor Barreno y donde poseia una tienda de ultramarinos para abastecer a todos los vecinos que moraban en los bosques en aquellos dificiles años de posguerra dedicados a las labores del monte.
Una vez llegamos a la cordillera y comenzamos a descender , buscamos un lugar apropiado para reponer fuerzas. Pasamos junto a la casa del guarda de la finca. Continuamos descendiendo entre alcornoques , quejigos , brezos, madroños, hasta llegar a la impresionante garganta que nos saluda con el sonido del torrente de agua que se desliza entre alamos, chopos y demás arbustos de ribera. El silencio del bosque solo interrumpido por el canto de los pajaros y las pisadas en la hojarasca del caminante , nos hace aminorar la marcha para disfrutar del momento.
Saludos.
os recomiendo el blog de manuel es estupendo
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