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Saludos: CAMINETE DE LUNA
LA GRAN FIESTA DE CARNAVAL
Era día de tregua. Cada vez que se convocaba asamblea general, se paralizaba toda la actividad natural. La pirámide alimentaria, perdía sus ángulos, vértices y lados para que sin temor, todos los animales de la Sierra pudieran estar presentes.
Nadie faltó al evento: Garduñas, buitres, ciervos, muflones, las divertidas ardillas, las simpáticas nutrias, los jabalíes gruñones; los zorros persuasivos, la escurridiza culebra, la rana, el ratoncillo, la trucha... no hubo ausencia alguna.
Desde lo alto de un gran risco, un gran macho montes alzó la voz, tan ornamentada como su cabeza.
-“Queridos habitantes de la Sierra, el motivo de esta reunión, es para preparar una fiesta, la gran fiesta del Carnaval”.
El murmullo, disimuló aquel ambiente de silencio expectante, hubo risas, gruñidos, cantos... Una fiesta siempre era interesante y divertida.
A través del murmullo, convertido casi en alboroto, surgió una voz dulce y melosa de la rama de un árbol. Era un mirlo negro, con pico rojo fuego, pidiendo la palabra.
-“Como ya sabéis- comentaba el mirlo desde su rama- el Carnaval, es una fiesta donde deberíamos denunciar con nuestros disfraces, todo aquello molesto, dañino y malintencionado para nuestros ecosistemas, así que propongo que nos disfracemos en consecuencia.”
Todos de acuerdo, corrieron, volaron, nadaron... a sus rincones en la montaña, para encontrar su disfraz adecuado.
Llegó el día indicado. Acudieron con su máscara de protesta, de crítica, mostrando todos, el lado más oscuro de la Sierra.
Cual fue la sorpresa de todos, que el disfraz elegido, había sido el mismo. Cientos de especies, por la magia del Carnaval, convertidas en una sola, todos clonados en un mismo ser.
¿Sabéis cual fue el disfraz elegido por todos?
De HUMANO
La fiesta se prolongó, hasta altas horas de la madrugada, se disfrazaron como humanos, pero se portaron como animales, es decir, naturalmente bien.
Era día de tregua. Cada vez que se convocaba asamblea general, se paralizaba toda la actividad natural. La pirámide alimentaria, perdía sus ángulos, vértices y lados para que sin temor, todos los animales de la Sierra pudieran estar presentes.
Nadie faltó al evento: Garduñas, buitres, ciervos, muflones, las divertidas ardillas, las simpáticas nutrias, los jabalíes gruñones; los zorros persuasivos, la escurridiza culebra, la rana, el ratoncillo, la trucha... no hubo ausencia alguna.
Desde lo alto de un gran risco, un gran macho montes alzó la voz, tan ornamentada como su cabeza.
-“Queridos habitantes de la Sierra, el motivo de esta reunión, es para preparar una fiesta, la gran fiesta del Carnaval”.
El murmullo, disimuló aquel ambiente de silencio expectante, hubo risas, gruñidos, cantos... Una fiesta siempre era interesante y divertida.
A través del murmullo, convertido casi en alboroto, surgió una voz dulce y melosa de la rama de un árbol. Era un mirlo negro, con pico rojo fuego, pidiendo la palabra.
-“Como ya sabéis- comentaba el mirlo desde su rama- el Carnaval, es una fiesta donde deberíamos denunciar con nuestros disfraces, todo aquello molesto, dañino y malintencionado para nuestros ecosistemas, así que propongo que nos disfracemos en consecuencia.”
Todos de acuerdo, corrieron, volaron, nadaron... a sus rincones en la montaña, para encontrar su disfraz adecuado.
Llegó el día indicado. Acudieron con su máscara de protesta, de crítica, mostrando todos, el lado más oscuro de la Sierra.
Cual fue la sorpresa de todos, que el disfraz elegido, había sido el mismo. Cientos de especies, por la magia del Carnaval, convertidas en una sola, todos clonados en un mismo ser.
¿Sabéis cual fue el disfraz elegido por todos?
De HUMANO
La fiesta se prolongó, hasta altas horas de la madrugada, se disfrazaron como humanos, pero se portaron como animales, es decir, naturalmente bien.
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