La eco diversidad natural de los montes españoles es inmensa aún en los tiempos que corren de contaminación y destrucción incívica. Los montes y las dehesas nos ofrecen unos marcos incomparables de belleza muy distintos unos de otros según las regiones naturales que los conforman por las influencias de la climatología imperante en cada zona.
Hablemos pues de nuestros ALCORNOCALES de esos que mi amigo Juan Manuel se patea con su navaja en el bolsillo y el mechero porque aunque fume poco ó no fume, dice que es imprescindible…¿ y si te pierdes….? Pues haces una pequeña fogata controlada para que te vean desde todos los sitios ó si te coge la noche tampoco morirás de frio ya que te calentarás y al mismo tiempo te servirá para sobrevivir asando cualquier planta de las que se echa mano en esas ocasiones para saciar el hambre, así que lo del mechero me parece justificado.
Me dormiría yo eternamente en el regazo de tus helechos secos con el calorcillo perpetuo del mantillo que exhala la tierra y que da vida a las setas e infinidad de plantas que felices respiran bajo nuestros chaparros, quejigos o alcornoques………….
Que poder mas fuerte ese que tienen las plantas de extender sus raices bajo la tierra de nuestros alcornocales y arrancar aromas inconfundibles que nos hacen decir en nuestro subconsciente… tomillo… mastranto…romero….orégano….. y cuando te agachas a examinar alguna seta, percibes el olor caliente de la tierra y la hojarasca mezclados en algo que no puedes describir.
No tiene precio un día de senderismo por los parajes de “ Nuestros Alcornocales” cuando te adentras por las veredas y sólo escuchas el golpe de tu palo y algún que otro pajarillo que te saluda con su canto inocente. Nuestros ojos son sólo retina que se impregna de belleza natural….. las formas retorcidas de nuestros quejigos y el corcho de nuestros alcornoques se convierten en parte de nosotros mismos en cuanto nos llega el olorcillo fuerte y penetrante a lentisco y monte.
Las veredas coloradas por delante y el espacio infinito a nuestro alrededor sembradas de nuestras sombras que avanzan lentamente sin manchar ni enturbiar, ni cambiar nada de lo que está porque las sombras son lo que quisiésemos ser para respetar y adornar sin parar el cauce de lo natural. Veo el musgo verde pegado sobre las piedras que se funde en la hojarasca seca de los montes, veo el agua cristalina que chorrea por piedras milenarias y la rama que se contonea al paso del agua por el arroyo interminable.
Estampas de una vida solitaria que está ahí para muchos que saben encontrarla y también está ahí para aquellos que no la ven porque no han sabido encontrar el palo del senderista y la alegria del caminar por nuestros montes llenos de olor y de bellezas inigualables.
Un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario