Jimena de la Frontera

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viernes, 11 de noviembre de 2011

LOS GARAMANTES

Después de la noticia de que en el desierto de Sahara, con la ayuda de un satélite (clique), han encontrado las ruinas de unos antiguos pueblos, he buscado información. Ahí va, para los que  gustan de  estos temas.

Dos son los pueblos nombrados por los clásicos como principales adversarios de Roma en el área sahariana, por un lado, los nasamones, por otro, los garamantes, de estos últimos trataremos en esta ocasión.
Establecidos desde tiempos inmemoriales en el área del Fezzan, el reino garamante representaba la única entidad política solida, y con reconocido prestigio, en todo el espacio sahariano comprendido entre Egipto y las costas del Atlántico. Desde su capital,Garama, el rey de los garamantes controlaba un extenso territorio salpicado de oasis en donde se repartían un gran numero de tribus sometidas a su poder. La riqueza y poderío de este estado provenía de los beneficios que le proporcionaba el control de las únicas rutas comerciales que comunicaban las costas de Libia con el África subsahariana. Pese a que el volumen del intercambio comercial entre estas dos áreas no esta todavía debidamente evaluado y, posiblemente, no represente ni de lejos el que se dará siglos después durante la dominación musulmana, sí que permitía al rey garamante de turno, y a la casta dominante, mantener un reconocido nivel de vida (son famosas, por conocidas, las cuadrigas en que se movían los nobles garamantes).
Nadie sabe con exactitud el volumen o tipo del comercio que podía establecerse entre el África Sahariana o subsahariana y Roma. Se apunta casi seguro el trafico de animales salvajes, o quizas el de esclavos, o el de marfil... quizás en realidad un poco de todo.
Durante la época clásica se cree que ciertas áreas del Sahara se encontraban en el ultimo peldaño de su proceso de desertificación, todavía existían numerosos nichos ecológicos que permitían, mucho más que en la actualidad, su colonización y el desarrollo de, relativamente, numerosos grupos humanos. Esta habitabilidad se convertirá a medio plazo en un peligro para el Imperio Romano, incapaz de controlar, o alcanzar, estos dispersos emplazamientos utilizados por las molestas tribus. El momento clave llega con la introducción, o mas bien, la generalización, del uso del camello por las tribus beréberes. Hasta entonces grandes zonas de la frontera romana habían quedado a salvo de las incursiones de pillaje de estas poblaciones, con la llegada del camello, el radio de acción de las razias aumento, tanto, que ya prácticamente toda la linea fronteriza quedo abierta a las incursiones de los atacantes.
garamantes
Los garamantes en la Historia.

De Heródoto: Más al sur viven los garamantes, en el país de las fieras, gentes de las que huye todo el mundo, evitando el trato con ellas. Ni tienen armas de guerra ni saben defenderse.
Aunque esto ultimo resulta contradictorio con el siguiente párrafo de su relato dedicado a los garamantes.
Estos garamantes cazan, sobre sus cuadrigas, a los etíopes trogloditas. Esta es la descripción que, sobre los garamantes, hace el griego Heródoto en el año, mas o menos, 420 a.C.

Por la historia conocida del estado garamante, durante los primeros siglos de nuestra, era podemos deducir que, a la tradicional rivalidad entre las colonias asentadas en la costa Libia y las tribus del interior, probablemente bajo soberanía garamante, Roma impuso una progresiva y activa política de contención. Bajo Augusto, se llevo adelante una fascinante campaña de invasion. En el año 21 a.C. el Procónsul de África, Cornelio Balbo, llevo a cabo una profunda penetración en el territorio sahariano con el objetivo de meter en cintura a las molestas tribus nómadas sujetas al rey garamante. En ultima instancia se trataba de golpear la misma capital del inalcanzable enemigo, y al tiempo, explorar en lo posible el área sahariana.

Ruinas de Garama.

La campaña fue llevada adelante con éxito, es de suponer que con una legón mas auxiliares, unos 8.000 o 10.000 hombres a lo sumo. Las tropas romanas penetraron profundamente en el desierto y tomaron un gran numero de desconocidas ciudades, y entre ellas, las mas importantes, Cidamus y Garama, la propia capital de su enemigo, algunos llegan a pensar que, incluso, se pudo haber llegado hasta el propio río Níger, cosa, por otra parte, harto improbable.

Cornelio Balbo gano fama y consiguió el triunfo, fue la primera vez que se concedió a un extranjero, pues provenía de Hispania, y como era costumbre, desfilo el ejército en procesión por las empedradas calles de la metrópoli portando imágenes de todas las ciudades conquistadas y de los hechos en los que tomaron parte.

Dada la naturaleza de estas gentes, la paz con Roma, que aunque sobre el papel se impuso, tampoco podía impedir las acciones de baja intensidad. Durante el reinado de Tiberio, la llamada insurrección de Tacfarinate involucro también a tribus sometidas a los garamantes, cuyo rey no dudo en prestar a su vecino cierto numero de tropas ligeras que, con la distancia, sonó en Roma como la amenaza de un gran ejército de guerreros. Tras la derrota del rebelde, los garamantes corrieron a Roma para presentar al Cesar, en persona, sus mas sinceras disculpas. Por este tiempo, la frontera occidental del dominio garamante se establecía en la región, en el interior, de Leptis Magna.

Restos arqueológicos sobre la colina que domina el yacimiento de Garama, la antigua capital del reino Garamante.

A resultas de los primeros golpes provenientes de Roma, nos consta que los garamantes reaccionaron con astucia, cegando entonces los pozos de agua que se encontraban mas cerca de territorio romano para hacer así impracticable todo nuevo intento de penetración en sus oasis. Durante el reinado de Vespasiano, durante una nueva guerra, desatada tras la incursión que los garamantes hicieron contra las tierras de Leptis Magna, se consiguió encontrar un atajo que ahorraba cuatro días de marcha por los desiertos, el legado Valerio Festo ataco en dirección a la capital del enemigo, de nuevo los garamantes se vieron obligados a capitular y a firmar un tratado de paz.

Por el geógrafo Ptolomeo sabemos que el gobernador Séptimo Flaco, en la década del 110-120 de nuestra era, realizo de nuevo una larga campaña, después de una lucha prolongada contra las incursiones garamantes, en la que otra vez, y tras una marcha de tres meses, se ataco la propia capital de los africanos, Garama.

Por otra parte, existe la evidencia de que el romano Julio Materno, llegado de Leptis Magna, había sido acogido hospitalariamente por el rey de los garamantes, y con él marcho a la guerra contra los etíopes. Según su relato, tras una larga marcha de cuatro meses afirmo que llego a las tierras de Agysimba, del rey de Etiopía, tierras en las que abundaban los rinocerontes.

Durante el Bajo Imperio, Roma se aplico en la tarea de situar, en los puntos claves de paso, una serie de fortificaciones defensivas, el llamado limes africano, sin embargo, esta medida resulto del todo insuficiente cuando, llegado el momento y como ya había comentado, entre los africanos se generalizo el uso del camello. Ahora las rutas clásicas de comunicación sahariana quedaron superadas por el mayor radio de acción conseguido con el uso de los camellos, los romanos se vieron así desbordados en la tarea de contener las molestas incursiones de los hombres del desierto.

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