Jimena de la Frontera

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viernes, 23 de diciembre de 2011

CLAVES PARA REALIZAR UN TRASPLANTE VEGETAL

Antes de trasplantar, hay que preparar la tierra con materia orgánica para garantizar los nutrientes que la planta necesita
El trasplante de una planta de un lugar a otro, tanto en interiores como en un ambiente exterior, puede ser necesario por cuestiones relacionadas con su salud o por motivos estéticos. En cualquier caso, conviene seguir una serie de recomendaciones para garantizar que el ejemplar no corra riesgos y que los resultados serán exitosos. Hay que acondicionar la tierra, tener cuidado al retirar el cepellón y cortar las raíces demasiado largas o deterioradas.
  
- Imagen: Monica Castillo -

Trasplantar consiste en cambiar el sitio que ocupa una planta por otro. En ciertos casos, la necesidad de esta modificación se debe a motivos estéticos (una maceta muy antigua está desgastada o se hacen reformas en un jardín), pero también debe realizarse para asegurar la salud del ejemplar. Si ha crecido y es necesario trasladarla a un recipiente mayor, necesitará el trasplante para vivir. Si lleva demasiado tiempo con la misma tierra, puede que esta se haya agotado y ya no sea capaz de proporcionar los nutrientes que la planta necesita.

Consejos para el trasplante de la planta

Cuando se quiera modificar la ubicación de una planta, hay que preparar la tierra donde se alojará, tanto si estará en una maceta como en el exterior. Para ello, se puede utilizar materia orgánica u otro abono natural, que se adquieren en las tiendas especializadas. Se deben evitar los fertilizantes químicos desde el momento del trasplante y, al menos, hasta que el ejemplar esté afincado en su nueva colocación.
Se deben evitar los fertilizantes químicos, al menos hasta que la planta se traslade a su nuevo sitio
Es preciso un cuidado especial al retirar la planta del suelo o de la maceta, ya que se debe extraer con el cepellón, es decir, el bloque de tierra que rodea a la raíz. Conviene emplear una pala pequeña y tomar precauciones para evitar que el cepellón se deshaga, lo cual puede ocurrir con relativa facilidad. Una vez extraída la planta, habrá que envolver el cepellón en plástico o tela de arpillera para protegerlo hasta que se introduzca en el hueco de la tierra o en el recipiente que se le haya preparado. Después de esta nueva colocación, se recomienda regarlo para que la humedad acelere la adecuación de la planta a la tierra nueva.
El momento de retirar la planta de su ubicación también es útil para revisar la extensión y la calidad de las raíces. Si se comprueba que hay raíces demasiado largas -que exceden por mucho el cepellón- será conveniente cortarlas. Lo mismo si se percibe que algunas están secas, muy débiles o deterioradas (se destacan por estar más oscuras que el resto). En el caso de que estén muy enredadas, se las puede separar con los dedos: esto contribuirá a que se arraiguen con mayor rapidez en la tierra nueva.
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