En nuestra visita a Ronda (Málaga), encontré, en los jardines de la Alameda, un ejemplar de tejo.
Es un árbol singular que podemos encontrar en la Sierra de las Nieves.
Tejo (Taxus baccata)
Sus virtudes curativas son conocidas desde hace milenios. El emperador Claudio publicó un edicto en el que señalaba al tejo como el mejor antídoto contra las picaduras de ofidios.
Todas las partes del tejo, excepto la carne roja de las bayas (arilos), contienen taxina, un potente alcaloide. Julio César cuenta que Catuvalcus, jefe de los eburones, se suicidó con una infusión de tejo.
Este árbol de apariencia discreta es uno de los que más influencia ha tenido en la historia de Occidente. Se ha utilizado, desde tiempos muy lejanos, por la dureza de su madera, en la fabricación de armas y otros utensilios.
En vez de tener un cono leñoso de conífera como las típicas gimnospermas, la estructura reproductiva de esta especie consiste en una sola semilla que se recubre de una carnosidad. Esta cubierta es derivada de un cono profundamente modificado.
En el tejo europeo (Taxus baccata), los arilos comienzan como una banda verde en la base de la semilla, luego madura a pardo y a rojo mientras se alarga y sigue envolviéndola, pasando a muy carnosa y escarlata en color a madurez. El arilo es atractivo para las aves y no es tóxico (todas las otras partes del tejo lo son), sirviendo a la dispersión de la especie, que digieren el aril carnoso como una fuente de alimentación, y los excretan luego.
Flor del tejo
En España existen algunos ejemplares milenarios como el de Barondillo, el de Bermiego y el Bosque de Tejedelo.
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